Tener tiempo de desconexión del trabajo no solo nos permite viajar y atender pendientes de casa, también nos ayuda a bajar los índices de estrés laboral y a renovar nuestra energía para poder mantener o aumentar nuestra productividad. Sin embargo, poder tomar vacaciones del trabajo tiene aspectos que debemos tener en cuenta, por ejemplo si ya tenemos días disponibles, quién me va a cubrir o qué tareas dejo pendientes.
Y es que durante 50 años los mexicanos teníamos derecho a 6 días de vacaciones al primer año de laborar en una organización y conforme pasaba el tiempo podía aumentar 2 días por año hasta llegar a 12 días en los primeros 4 años. Esto convertía a México en uno de los países con menor número de días de vacaciones en el mundo, incluso muy por debajo de los 18 días de descanso al año recomendados por la Organización Internacional del Trabajo.
Esta situación trajo consigo consecuencias que afectaron la vida de los mexicanos, como lo demostró un estudio llamado “Estrés Laboral en México” realizado en 2021 por Asociación de Internet MX y OCC Mundial; cuyos resultados indicaron que el 63% de un total de 9,446 personas que participaron en el estudio sufrieron estrés laboral entre 2020 y 2021.
Este periodo por supuesto está empalmado con la pandemia, por eso quiero hacer hincapié en que estamos hablando de estrés laboral el cual es definido por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) como el tipo de estrés donde la creciente presión en el entorno laboral puede provocar la saturación física y/o mental del trabajador, generando diversas consecuencias que no sólo afectan la salud, sino también su entorno más próximo, ya que genera un desequilibrio entre lo laboral y lo personal.
El estrés laboral o desgaste ocupacional afecta a las personas causando agotamiento físico y emocional y en algunos casos puede provocar ansiedad y depresión.
El gobierno mexicano tomó medidas para apoyar a la fuerza laboral mexicana y a partir de enero de este año incrementó las vacaciones que un empleado puede tomar. Para ejemplificar lo anterior, les quiero compartir esta tabla:
De un año a otro los empleados tendremos derecho a tomar más días de descanso, de esta manera podemos aprovechar mejor nuestro tiempo libre y buscar estos espacios de esparcimiento que nos ayuden a controlar el estrés laboral y mejorar nuestra salud.
Veamos por un momento el otro lado de la moneda, ya que los empleadores deben cumplir esta nueva ley y también mitigar el impacto en la organización que traerá este incremento en términos de ausentismo.
Primeramente, lo que los empleadores deben tener en cuenta es que la prima vacacional tendrá un incremento directo ya que, aunque el porcentaje de la prima no tuvo ningún cambio, sí lo tiene el número de días sobre los cuales se hará el cálculo.
Este incremento en la prima vacacional aumenta el salario base de cotización de los empleados y por consiguiente, la cuota patronal que debe pagarse al IMSS. Especialistas en nóminas e impuestos consideran que esto no debe de incrementarse más allá del 0.8% de la inversión anual por trabajador, pero aun así estamos hablando de un incremento.
Siguiendo esta cadena de eventos, el incremento directo de costos que menciono en el párrafo anterior no son los únicos ajustes a considerar. También es importante tener en radar el aumento en costo de suplencias mientras se mejora la planeación de los turnos y cargas de trabajo; el costo fiscal por la no deducibilidad de la prima vacacional, el costo del impuesto estatal sobre nóminas y si nos vamos al peor escenario, el incumplimiento de esta nueva ley puede traer consigo multas equivalentes de 250 a 5,000 veces la Unidad de Medida y Actualización (UMA 2023 diaria de $103.74), de $26,000 a $518,700 pesos.
Colocando ambas perspectivas en la mesa (empleado y empleador), y viendo el impacto negativo que se genera por que las personas que son el principal activo de toda organización, no tengan periodos de desconexión efectivos y frecuentes; podemos concluir que los beneficios de adoptar y respetar los tiempos de descanso de las personas son mucho mayores que los costos en los que se puede incurrir, ya que una persona con estrés laboral puede enfermarse constantemente, bajar su productividad, incluso renunciar, lo que nos pondría a la tarea de buscar su reemplazo y capacitarlo.
Las recomendaciones que hago a las organizaciones es el control y seguimiento de las vacaciones para identificar los períodos de ausentismo de cada colaborador, de modo que pueda organizarse de la mejor manera la suplencia y cobertura de la carga de trabajo.
También hago un llamado a los colaboradores a buscar en medida de lo posible planear con tiempo sus vacaciones (sobre todo si son periodos largos) para poder contar con el apoyo de su equipo de trabajo en los pendientes del día a día. Así, podemos disfrutar estos momentos de descanso con toda la tranquilidad y asegurarnos de regresar renovados a nuestras labores.
