Un proyecto tecnológico sólo puede considerarse exitoso si cumple los objetivos de negocio que la organización se propuso alcanzar. Aunque la implementación técnica sea impecable y los nuevos procesos empresariales sean muy eficaces y estén claramente definidos, no se obtendrán los resultados de negocio esperados si los usuarios no adoptan la nueva tecnología.
Para conseguir que el 100% de los usuarios adopten la tecnología y rentabilizar al máximo la inversión en ella, es necesario cambiar el comportamiento de las personas de la organización. Cuando se introduce una nueva tecnología, se está pidiendo a los usuarios previstos que modifiquen su forma de hacer las cosas en el trabajo. Como la mayoría de la gente prefiere el statu quo, es posible que encuentre cierta resistencia. Lo que se necesita es una forma de derribar las barreras y cambiar el comportamiento para fomentar la adopción generalizada.
En eso consiste la gestión del cambio. Utilizando un modelo sistemático y las mejores prácticas probadas, la gestión eficaz del cambio le ayuda a planificar la transición, superar los obstáculos e impulsar nuevos comportamientos. Para garantizar que su proyecto ofrece un valor óptimo, sus esfuerzos de gestión del cambio deben centrarse en tres áreas clave: