Uno de los retos que tiene México es detener la caída de la productividad en las organizaciones de todo tipo de industrias. Sin embargo, hay algunas que han logrado crecer a pesar del panorama adverso de los años anteriores. De acuerdo al INEGI, la productividad laboral en la manufactura aumentó 1.6%, en los comercios al por mayor un 0.5% y en los minoristas hasta un 2.2%, mientras que otros sectores perdieron eficiencia.
Esto se ve reflejado en su recuperación económica, tal y como lo indica el IMCO, ya que la industria manufacturera recobró su participación normal en el PIB nacional con un 16.6% al igual que el mayorista con un 9%. En el caso de la industria minorista ha obtenido un 9%, pero todavía le falta para alcanzar sus números anteriores a la pandemia.
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Estos sectores han realizado grandes esfuerzos para seguir creciendo a pesar de los retos que puedan presentarse en el futuro, y para eso, los líderes son la clave para que no se pierda este momentum.
Muchas veces las empresas no examinan detenidamente el impacto que tiene un buen líder dentro de la empresa, pero es importante revisarlo. De acuerdo a datos del Buró Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos, los buenos líderes aumentan la productividad en un promedio de 11% por empleado, además de que tienen una menor rotación en sus equipos. En UKG, creemos que todos merecen un buen líder.
Para esto, las empresas deben de repensar el rol del liderazgo para que se enfoquen en algo mucho más efectivo para aumentar la productividad: inspirar a las personas para que crezcan y se conviertan en lo mejor que pueden ser.
Un líder eficaz confía en los empleados y habla con honestidad y transparencia; de hecho, no teme en comunicarse en exceso, al igual que está a la escucha de sus colaboradores. Al generar estos espacios de confianza dentro de la empresa, se propicia la innovación y el entusiasmo, pero sobre todo se tiene una mejor capacidad de recuperación ante los errores.
Otro factor clave para un liderazgo efectivo es la prioridad que se le da a la capacitación y desarrollo de los colaboradores. Esto no significa dar permisos para que puedan tomar algún curso o inscribir a alguien a un taller, sino darles las herramientas necesarias y dar un seguimiento puntual a su crecimiento a través de un feedback constructivo y oportuno a cada persona para encontrar oportunidades de desarrollo dentro de la empresa, lo que permite mantener a los equipos comprometidos y entusiasmados.
Una herramienta de gran utilidad en el ámbito de crecimiento, son los programas de mentoría, ya que se logra un seguimiento más oportuno y personalizado, además de recibir conocimientos y experiencias para desarrollar sus propios planes de carrera. Estas actividades pudieran parecer complicadas y onerosas, pero hay que recordar que los colaboradores son el activo más valioso de las organizaciones.
Por ello, las empresas mexicanas deben apostar por sus líderes para habilitarlos al éxito y que puedan seguir creciendo ante cualquier escenario. Es muy fácil perder de vista la importancia que tienen en la operación del día a día, pero sin esta pieza clave, cualquier situación negativa puede tumbar el éxito de la organización.